Si bien nos dicen que comer azúcar hace que tengamos más energía y mejor humor, si nos pasamos nos produce el efecto contrario.
En otras palabras:
- Un estímulo según a la intensidad dada, puede provocar un efecto o su contrario.
Así pues, el azúcar no es ni bueno ni malo, sino que en función de la cantidad que ingerimos nos producirá un efecto o su contrario.
Los azúcares y las harinas nos disparan la insulina, de forma que la glucosa para rápido de la sangre a las células. Esto provoca unos niveles de glucemia en sangre por debajo de lo normal. El resultado es que te sientes cansado y con un hambre feroz.
Pero es que este tipo de alimentos son son adictivos. Los comemos, nos disparan la insulina, al cabo de poco tenemos una bajada brusca de dicha insulina y volvemos a tener mucha hambre. Es un círculo vicioso que hay que parar como sea.
Así que lo que tenemos que hacer es comer alimentos que no nos disparen dicha insulina. Podemos comer 2, 3 o 5 veces al día, pero intentando comer alimentos poco insulínicos:
- carnes y pescados
- frutos secos
- huevos
- verduras
- frutas. Vigilando con ellas si somos diabéticos. Y siempre frutas enteras.
O sea, intentaremos recortar o eliminar, todo lo que sea farinaceo, procesado y azucarado.
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