Ojo con afirmar esto. La natación puede ser muy buena y nos puede venir bien para muchas cosas, pero eso no significa que tenga que ser lo mejor de lo mejor. De hecho no hay una actividad o deporte que sea mejor que otro, todo depende de los objetivos de cada uno.
Los médicos, cuando tenemos algún problema (sobretodo de espalda), nos suelen recomendar ir a nadar. Pero los médicos no son especialistas deportivos con lo cual, no es una opinión muy fiable. Zapatero a tus zapatos, que dicen.
El primer problema de un nadador profesional es precisamente la espalda. Cuando nadamos (ahora hablamos del estilo de crol y espalda), la posición del cuerpo tiene que ser horizontal y eso carga sobretodo la zona lumbar. Además, si añadimos que nuestro estilo no sea seguramente el del mejor nadador del mundo, seguramente nos estemos perjudicando más que no beneficiando. Y si a esto le sumamos que tenemos bastante musculatura en las piernas, nuestro esfuerzo para mantener la horizontalidad dentro del agua, se multiplica con lo cual la zona lumbar se resiente aún más.
Pero si nuestro estilo es malo, no sólo la lumbar se va a quejar, sino también la zona cervical.
Otra cosa son las denominadas actividades acuáticas. Esas sí nos podrían ir bien. Pero antes de empezar, deberíamos hablar con el técnico para informarle de nuestras dolencias así nos podrá recomendar qué tipo de ejercicios nos podrían ir mejor. Andar, correr, desplazarse dentro del agua, hacer abdominales con un churro, estiramientos... todo esto sí nos ayudará a mejorar nuestra condición física y nuestra espalda.
Pero olvidaros de los estilos de natación, porque son precisamente esos los causantes del dolor de espalda.
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