En otras palabras, la leche no contiene ningún nutriente que no exista en algún otro alimento. O sea, si nunca tomáramos leche podríamos vivir perfectamente. De hecho, a medida que nos hacemos mayores, cada vez somos más intolerantes a la lactosa.
Los médicos y "expertos" nos "obligan" a tomar leche gracias al calcio. Como si el calcio no existiera en otros alimentos (frutos secos, lechuga, judías verdes, brócoli, acelgas...las hojas verdes en definitiva).
Pero es que además el calcio que ingerimos con la leche realmente lo aprovechamos siempre y cuando lo mezclemos con la grasa. Y resulta que mucha gente toma los lácteos desnatados (puesto que creen que así no engordan) y resulta que aquel calcio que están ingiriendo no lo están aprovechando en absoluto.
Además, un lácteo desnatado, le ponen más glucosa (para que así tenga algún sabor). Y es precisamente la glucosa lo que nos hace engordar. La grasa es necesaria y además la grasa nos ayuda a perder grasa. Y más necesaria aún es la grasa animal. Así que si decidimos tomar lácteos (porque los digerimos bien), optaremos siempre por los lácteos enteros:
- Primero porque vamos a absorber el calcio en su totalidad
- Y segundo porque nos va a engordar menos.
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