viernes, 15 de junio de 2007

EL DOPING Y LAS TRAMPAS MAS NUEVAS.


La búsqueda de sustancias no detectables en las pruebas de dopaje ha desarrollado trampas cada vez más novedosas, que involucran al deportista en una carrera desleal que promueve ganar a cualquier costo.
Debido a que en la actualidad es cada vez más complicado vulnerar las pruebas antidoping, de la mano de la tecnología, se han creado máquinas e implementos especiales que otorgan un mayor rendimiento a los deportistas de élite, sin que estos beban, inhalen o se inyecten ningún tipo de compuesto.
Existen medios competitivos donde los deportistas de alto rendimiento son sometidos a programas de entrenamiento en que se utilizan -por ejemplo- climas artificiales que provocan en el organismo reacciones similares a las del doping "tradicional".
Un dopaje disfrazado es la cámara hipóxica, una especie de carpa que en su interior reduce la presión ambiental y simula las condiciones a las que se enfrentarían los deportistas si entrenaran en la altura.
Para que esta cámara dé resultado el deportista debe dormir unas dos semanas en su interior, lo que produce en su organismo una hipoxia hipobárica, es decir, un aumento en la producción de glóbulos rojos, que mejora entre un cinco y un ocho por ciento, la resistencia en pruebas de largo aliento.
El cuestionamiento que se hace al uso de la cámara hipóxica se basa en que provoca los mismos efectos que la eritopoyetina (EPO), una hormona generada naturalmente por el organismo y cuya administración artificial está prohibida.
En busca de cómo mejorar el rendimiento de la manera "más limpia" posible, también son utilizadas máquinas que estimulan el crecimiento de la masa muscular por medio de impulsos eléctricos, las que incluso son factibles de conseguir en el mercado.
Pero el uso de ambientes artificiales o de sustancias prohibidas no es el único medio que los deportistas están utilizando para obtener un mejor rendimiento. La natación estuvo inserta en una controversia similar, luego de que la marca especializada en ese tipo de competencias, Speedo, creara la malla corporal fast skin. Este traje, aprobado por la Federación Internacional de dicho deporte, imita el sistema hidrodinámico de los tiburones: se adhiere a la piel y disminuye el roce con el agua, mejorando en cerca de un tres por ciento el desempeño de los deportistas. Como se trata de pruebas de velocidad, esta mínima diferencia puede significar el paso a una final, la obtención de una medalla o un nuevo récord.
Más allá de la natación, han surgido productos que, aunque no afectan directamente al organismo, introducen cambios en las condiciones que deberán enfrentar los deportistas. Es el caso de las nuevas camisetas y pullovers Nike para maratonistas, que al tener cientos de poros facilita la transpiración. Algo parecido es lo que ha creado Adidas con Climalite, un poliester tejido en forma más amplia con el fin de que circule más aire, la transpiración se reparta por toda la prenda y se seque más rápido.
En la Eurocopa de fútbol 2000, se estrenó una pelota que entre sus capas de espuma sintética contiene un gel especial, que absorbe mejor los golpes. Al momento del impacto, el balón sufre una leve deformación, para luego volver a la normalidad, lo que lo hace un cinco por ciento más rápido que otros esféricos.


LA QUÍMICA MANTIENE FAVORITISMO
Sin embargo, de todos modos, es casi imposible igualar los resultados de los deportistas que utilizaron estas tecnologías, con los que emplearon dopaje por sustancias químicas durante su preparación, que son superiores.
Luego del boom de los andrógenos -que aumentaban masa muscular- y de las hormonas del crecimiento, gran parte de los esfuerzos tecnológicos se concentraron en purificar las drogas o en descubrir fármacos menos pesquisables y más "inofensivos". Muchos laboratorios ayudaron a este desprestigio, al producir sustancias como la DHEA, vendidas como suplementos nutritivos y sin advertencia sobre sus efectos secundarios.
El más reciente escándalo en el universo deportivo se ha producido por el uso de la Tetrahydrogestrinona (THG), una nueva sustancia dopante derivada de los esteroides, que se enmascaró también como suplemento nutricional.
La THG es una sustancia sintética, hasta ahora indetectable por el simple hecho de que era desconocida y se utiliza para incrementar la masa y fuerza muscular. Entre sus efectos secundarios se encuentran incentivar problemas cardiovasculares, hepáticos y la masculinización femenina.

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